Para mejorar la calidad de vida y respetar el medio ambiente, es fundamental seguir la estacionalidad de los productos de origen vegetal.
Naranjas, clementinas, manzanas, peras, castañas, y también frutas muy sabrosas, que a veces olvidamos, como membrillo y granada.
En Noviembre podemos poner en la mesa buena fruta, sabrosa y muy rica en principios nutritivos.
Lo mismo ocurre con las verduras que tienen muchas propiedades beneficiosas y que nos hacen compañía durante todo el otoño y el invierno como: remolacha, repollo, brócoli, col rizada, nabos.
De aquí en adelante la misión posible es: comer frutas y verduras de temporada.
Misión apoyada por el proyecto «I love fruit & veg from Europe».
Pero, ¿por qué es tan importante seguir la estacionalidad de los productos?
En primer lugar, porque es una de las reglas fundamentales de una dieta saludable, que por un lado permite saborear los verdaderos sabores de las frutas y verduras, y por otro aprovechar al máximo sus beneficiosas propiedades.
Comer frutas y verduras de temporada mejora la calidad de vida y además es una acción eco-sostenible.
De hecho, en su época natural de maduración, las frutas y hortalizas retienen una cantidad de nutrientes mucho mayor que los productos fuera de temporada, es decir los cultivados en invernaderos.
En este caso, cabe destacar que para cultivar fuera de temporada es necesario el uso de invernaderos climatizados, lo que requiere: gasto de energía, pesticidas y uso de transporte, lo que significa aumento de costos y contaminación.
Se acerca la temporada de frío, y tenemos que cargarnos de vitamina C.
Corremos al supermercado y llenamos el carrito de frutas cítricas. En particular, nuestros aliados son: naranjas, mandarinas, clementinas.
Todas son ricas en fibra, tienen propiedades antioxidantes y también tienen una importante función inmunoestimuladora.
Y no olvidemos el bergamota, también conocido como“fruto de la salud”.
Es un antiestrés natural, ayuda a regular los intestinos y es un remedio eficaz para combatir la caída del cabello y la odiada caspa.
El consejo es preparar un jugo recién exprimido o saborearlo en forma de infusión o utilizarlo para preparar una rica ensalada.
Pero la fruta con más vitamina “C” es el kiwi. Es tan rica en ella que basta comer dos para cubrir todo el requerimiento diario.
También damos la bienvenida a las castañas, un verdadero elixir que no debe desperdiciarse, debido a sus múltiples propiedades beneficiosas.
Por ejemplo, contribuyen a la mejora de la circulación, fortalecen músculos y huesos.
Y qué decir de su versatilidad en la cocina, así como de sus extraordinarias bondades.
Nos permiten preparar muchos platos sabrosos, tanto salados como dulces: sopas, bocados de castañas y tocino, pappardelle con manteca de cerdo y castañas, pasta fresca y galletas con harina de castañas, pasteles, tortitas y mucho más.
La castaña se puede hervir, saltear en una sartén, cocer al horno o reducir a harina.
También podemos preparar cosmética natural con la cáscara o las hojas de la castaña, que servirán en particular para proteger, para hacer el cabello más brillante y con reflejos naturales.
Si tienes el pelo rubio, hierve las hojas de castaño durante veinte minutos, fíltralas y enjuágalas después de lavarlas con la infusión. Conseguirás reflejos cobrizos naturales.
Si tienes el pelo moreno, hierve las castañas con toda la piel, reserva el agua de la cocción y utilizala para el aclarado final.
Entre las verduras de temporada tenemos brócoli y alcachofas a voluntad, col y grelos, con los que preparar multitud de deliciosos y cómodos platos. Desde sopas aterciopeladas hasta tartas rústicas, pasando por canelones y albondigas.
Recetas sencillas y sabrosas como la col gratinada o la más tradicional orecchiette con grelos.
Los valores nutricionales del brócoli
Es rico en agua y sales minerales (calcio, fósforo, hierro, sodio, potasio, magnesio, cloro, flúor, zinc) y vitaminas (C, B1, B2, PP, K y provitamina A).
Tiene muy poca grasa, cantidades mínimas de azúcar y proteínas y pocas calorías (máximo 25 calorías por cada 100 gramos).
Y ahora damos la bienvenida a un vegetal que tiene una historia milenaria: la alcachofa considerada en la antigua Grecia alimento de los dioses.
En la antigua Roma, en cambio, era un manjar reservado solo para la clase aristocrática.
Así como en la Edad Media, donde la alcachofa estaba destinada únicamente a los banquetes reales.
Hoy en día está catalogada como una de las hortalizas más consumidas.
¿Cuáles son las propiedades beneficiosas de las alcachofas?
En primer lugar favorecen: la diuresis, la digestión y apoyan la función hepática.
Son muy útiles para desintoxicar el organismo, los principios activos le confieren propiedades depurativas, digestivas y anticolesterolémicas.
Tienen pocas calorías (22 por cada 100 gramos) y son ricas en fibra, lo que contribuye a la acción anticolesterol e hipoglucemiante de estas verduras.
Debido a la abundancia de fibras, tienen un índice glucémico muy bajo, lo que las convierte en un alimento muy adecuado para la dieta de las personas que padecen diabetes.
Una curiosidad: el característico sabor amargo de la alcachofa se debe a la presencia de una sustancia llamada «cinarina», a la que debemos muchos de los nutrientes presentes en la verdura.
¡Vuélvete loco en la cocina! La mejor forma de consumirlas es sin duda crudas, para beneficiarse de todas sus propiedades y se pueden preparar excelentes ensaladas para enriquecer con lascas de parmesano.
Pero si por una vez quieres darte un capricho con un plato frito, las alcachofas rebozadas son para ti.
También son excelentes en el horno y tan versátiles que se prestan para muchas recetas: risottos, pastas, guarniciones y mucho más.
Para los amantes de las infusiones, la de alcachofa es muy sabrosa, se prepara con las hojas secas que se pueden adquirir en el herbolario y tiene conocidas propiedades diuréticas y depurativas.
Fruta de temporada en noviembre: piñas, naranjas, aguacates, plátanos, castañas, cidras, kiwis, mandarinas, granadas, manzanas, nueces, papayas, peras, pomelos, uvas.
Verduras de temporada en noviembre: brócoli, cardo, alcachofas, zanahorias, cataluña, coliflor, coles de Bruselas, col, grelos, champiñones, envidia, berenjenas, radicchio, salsifí, apio, espinacas, alcachofas de Jerusalén, trufas, calabacines.
Por Federica Riccio
