El invierno está a la vuelta de la esquina y necesitamos fortalecer nuestro sistema de defensa inmunológico para afrontarlo mejor.
En esta época del año, cuando llega el frio, necesitamos crear una barrera protectora contra virus y bacterias y podemos hacerlo adoptando hábitos saludables, como consumir regularmente alimentos que contengan vitamina C.
Gracias a su acción inmunoestimulante, la ingesta de la cantidad adecuada de vitamina C es especialmente útil cuando estamos expuestos al riesgo de contraer infecciones respiratorias o gripe, como en invierno.
La vitamina C es fundamental para el buen funcionamiento del sistema inmunológico y para la síntesis de colágeno en el organismo, que sirve para fortalecer los vasos sanguíneos, la piel, los músculos y los huesos. No podemos crear colágeno sin vitamina C.
Entonces, la vitamina C ayuda a aumentar las defensas inmunológicas bajas, reduciendo el riesgo de contraer gripe, resfriados y otras dolencias estacionales, una verdadera panacea para todo el cuerpo.
Históricamente, la vitamina C o ácido ascórbico se utilizaba para el tratamiento y prevención del escorbuto, una enfermedad que ya se conocía en el 1500 a.C., mencionada en las crónicas egipcias y conocida en la antigua Grecia alrededor del siglo V a.C.
El escorbuto es causado por una deficiencia severa de vitamina C; hoy es muy raro, pero en el pasado era muy común entre los marineros durante los viajes largos donde no consumían frutas y verduras frescas.
Los beneficios de la vitamina C
● estimula las defensas del sistema inmunológico
● aumenta la proliferación de glóbulos blancos, que defienden contra los patógenos
● es un antioxidante
● ayuda a combatir los radicales libres y el envejecimiento celular
● ayuda a promover la absorción de hierro y otros minerales
● ayuda a reducir el daño causado por la ingesta de conservantes de alimentos
● promueve la producción de colágeno
● ayuda a eliminar las toxinas acumuladas con sustancias nocivas como el humo y la contaminación
● ayuda a proteger la piel de los rayos ultravioleta
● combate el estrés estimulando la producción de hormonas como las endorfinas
● reduce la fatiga, porque interviene en la síntesis de dopamina y adrenalina.
Una dieta rica en frutas y verduras frescas ayuda a garantizar un suministro constante de vitamina C para todos.
Ingesta diaria recomendada de vitamina C
La ingesta diaria de vitamina C recomendada por la Sociedad Italiana de Nutrición Humana es de 105 mg para hombres y 85 mg para mujeres, un requerimiento que aumenta durante el embarazo (100 mg) y la lactancia (130 mg).
Es fundamental no solo ingerir regularmente alimentos que contengan vitamina C, sino también saber almacenarlos y cocinarlos, porque la vitamina C es muy lábil, sensible a la luz y se degrada fácilmente.
Por ejemplo, los expertos recomiendan beber zumos exprimidos o centrifugadoras nada más prepararlos, así como comer frutas justo después de pelarlas y verduras poco después de haberlas limpiado.
Además, te recomiendan almacenar frutas y verduras en interiores y no exponerlas a la luz directa.
Para asimilar mejor la vitamina C, es mejor comer frutas y verduras crudas o ligeramente cocidas en el microondas, al vapor o a la plancha. La vitamina C, al fortalecer nuestro sistema inmunológico, también es una ayuda válida y puede reducir a la mitad la duración de los resfriados.
Así que adelante a toda velocidad en otoño e invierno con un festín de frutas cítricas y kiwis, repollo, coliflor y todas las frutas y verduras de temporada que tienen un alto contenido de vitamina C.
Los alimentos que contienen más vitamina C son:
● pimientos picantes
● grosellas negras
● pimientos
● Kiwi
● Brotes
● coliflor
● tomates
● cítricos
● espinaca
● lechuga
● Brócoli
● rúcula